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Cuando me encendí por primera vez en Immortal Rogue ($ 4.99), me atrajo el sistema narrativo único. Sin embargo, después de jugar, lo que me mantuvo interesado es la jugabilidad. Claro, las imágenes retro no duelen, y la banda sonora también es bastante buena, pero soy un fanático de los juegos difíciles con una tolerancia mínima a los errores y, sin duda, Immortal Rogue es uno de esos juegos.
Sin embargo, antes de profundizar en los controles y la mecánica del juego, echemos un vistazo a los dos aspectos que primero llaman la atención: las imágenes y el sonido. Al abrir el juego, somos recibidos por un antiguo campo de batalla y una figura singular, vestida de púrpura, de pie en medio de las ruinas. Este paisaje, bello a su manera, marca el tono (y, en cierta medida, la narrativa). Cuando comenzamos, la música se eleva al frente, lúgubre, reflexiva, el tema se cimenta. No hay héroes aquí, no hay hechos de gran valor o sabiduría. Solo existe el sobreviviente de una antigua batalla y un depredador.
Pasando al juego propiamente dicho, se nos presentan los controles básicos: deslizar el dedo para correr, tocar para atacar y mantener presionado brevemente un deslizamiento para ejecutar un ataque fuerte. Con la excepción del fuerte ataque, todos estos se sienten fluidos, receptivos y me atrevo a decir intuitivos. Desafortunadamente, el ataque pesado requiere un poco de prueba y error antes de que se sienta tan suave. Con bastante frecuencia me encontré corriendo cuando quería usar mi pesado, o usando mi pesado cuando quería atacar. Por lo general, esto no era un gran inconveniente, pero, por otro lado, rara vez ocurría en medio de una mafia, y las peleas de jefes requieren un enfoque más metódico para empezar. Sin embargo, las construcciones que se enfocan en cargar ataques fuertes y maniobrar alrededor de una pelea pueden verse un poco obstaculizadas.
Utilizar los controles básicos y sobrevivir unos cientos de años es un asunto bastante sencillo; dominarlos, y no solo sobrevivir sino prosperar , es algo completamente diferente. Los ataques se sienten sólidos e impactantes, y las estrategias inmediatamente aparentes son gratificantes. Es fácil imaginar el primer siglo, o incluso los primeros siglos, como alimentaciones frenéticas en baños de sangre caóticos, después de todo, lo son. Si bien no hay una animación visual que enfatice el punto, existe un paralelo innegable entre el patrón de lanzarse sobre los enemigos y matarlos a machetazos, y un animal sediento de sangre que devasta a su presa. Solo puedo esperar que sea intencional, porque el sentimiento visceral que evoca al matar al primer minijefe es nada menos que emocionante.
Sin embargo, con la experiencia viene la sabiduría, y en este caso la sabiduría revela un estilo de juego diferente y más seguro: Correr de ataque en ataque. Todas las armas tienen un combo; para la mayoría, este es un combo de tres golpes; para otros, es un combo de dos o cuatro golpes. Después de completar el combo, hay un retraso antes de que pueda usarse nuevamente. Correr, o usar ataques pesados, restablece ese retraso, lo que permite que se encadenen múltiples combos uno tras otro y, lo que es más importante, nunca dejes que tu oponente u oponentes ataquen . Bien hecha, esta técnica transforma la imagen de un vampiro hambriento de sangre en la de un depredador calculador, acechando a su presa desde las sombras.
Como vampiro recién convertido, dormirás durante siglos y te despertarás solo para alimentarte. Cuando despiertes, puedes, a través de tu elección de presa, cambiar el mundo reforzando los Poderes Fácticos o debilitándolos. Esta es la estructura narrativa de Immortal Rogue , y es una gran promesa: tú, el jugador, tienes el poder de determinar cómo se desarrolla este mundo. Para alguien que adora elegir sus propias novelas de aventuras o los juegos inspirados en ellas, esta es una mecánica maravillosa, maravillosa. Desafortunadamente, no se entrega del todo.
Claro, en la primera ejecución y en la segunda, tercera y cuarta puede ser muy interesante jugar con todas las diferentes opciones, ver cómo cambia y se adapta el mundo. Pero, en algún momento, se vuelve obsoleto. Tal vez sea cuando intentas imponer un gobierno estable y duradero; tal vez es cuando intentas mantener la inestabilidad y, al hacerlo, evitar el auge de la tecnología. Tal vez sea solo el cansancio inevitable que surge de ganar un juego una y otra vez. Cualquiera que sea la causa, la elección de quién alimentarse comienza a sentirse sin sentido, los siglos se mezclan y se distinguen solo por las diferencias en los oponentes. ¿Estás luchando contra los malos de alta tecnología con lanzagranadas o bárbaros con lanzas? Si bien esto podría interpretarse como una característica, una especie de comentario sobre el tedio de las vidas extremadamente largas, fue, sin embargo, una gran decepción para mí ya que (ignorando todo el asunto de los vampiros), la Guía del desarrollo de un mundo fue un gran punto de venta.
A pesar de mis quejas con la selección de presas y la narrativa, el combate y la dificultad están bien hechos y ofrecen exactamente lo que esperaba: un roguelike de hack & slash emocionante, de ritmo rápido y difícil . Las carreras no son demasiado desafiantes inicialmente (en realidad, sería una mejora si fueran generalmente más difíciles), pero escalan muy bien en un baile angustioso de manejar a los molestos malos a distancia, las turbas de matones cuerpo a cuerpo y los secuaces de Drácula. Sin embargo, tengo un problema menor con el combate: cuando juego en un dispositivo con una barra de inicio (específicamente un iPhone X), es muy fácil salir del juego por accidente. Si bien no es importante, es un problema que podría terminar prematuramente una carrera.
En general, tengo muy pocas quejas. He disfrutado mi tiempo jugando a Immortal Rogue y, salvo las pocas quejas que tengo, lo recomiendo de todo corazón. Me gustaría ver que se aborde el sistema narrativo y que se solucione el problema de la barra de inicio; pero, después de eso, solo puedo esperar a ver qué más tiene preparado Kyle Barrett. Si lo que tenemos es una indicación, el futuro no defraudará.